En el marco del Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, la Estrategia Ebro Resilience cobra especial relevancia al enfocarse en la reducción de las afecciones ante el riesgo de inundación en el tramo medio del río Ebro.
El calentamiento global está provocando una serie de cambios significativos en nuestro entorno. El aumento de la temperatura está causando un incremento en el nivel del mar, alteraciones en los patrones de lluvia y una concentración de los caudales de los ríos en periodos de tiempo más cortos. Estos fenómenos están dando lugar a sequías en algunas regiones y a inundaciones en otras.
Las inundaciones representan el evento extremo que más daños económicos causa tanto en España como en Europa. El tramo medio del río Ebro está catalogado como una zona de alta probabilidad de inundación. Gran parte de esta área, además, está declarada como de riesgo alto significativo.
En ese sentido, las actuaciones de la Estrategia Ebro Resilience y del Proyecto LIFE Ebro Resilience P1 tienen como objetivo la reducción de las afecciones por inundación en el tramo medio del río Ebro, pero también la mejora ambiental de las zonas de intervención y la implicación activa de la población en el proceso. Todo ello fundamentado en la coordinación interadministrativa, la adaptación a la inundación y la reducción del riesgo, lo que implica evitar la exposición, tanto personal como material, a este fenómeno.
Ambas herramientas, están concebidas como mecanismos de colaboración para la realización de actuaciones en el tramo medio del Ebro, aplicando medidas combinadas para mejorar la capacidad de recuperación ante las inundaciones, reconociendo que estos fenómenos son naturales e inevitables, y que no existe una única solución efectiva. Además, estas medidas se orientan hacia intervenciones compatibles con un desarrollo sostenible, buscando equilibrar la protección de la población y los ecosistemas con la promoción de un uso responsable y eficiente de los recursos hídricos.
Algunas de las medidas desarrolladas, como la recuperación de las llanuras de inundación, la recuperación de brazos perdidos de río, la creación de cauces de alivio, la reconexión de madres viejas o antiguos cauces y galachos permiten también la recuperación de zonas húmedas y la restauración de sus ecosistemas asociados.
En un contexto global como el actual, marcado por el cambio climático y la creciente vulnerabilidad frente a desastres naturales, iniciativas como la Estrategia Ebro Resilience y el Proyecto LIFE Ebro Resilience P1 adquieren una importancia crucial al proporcionar estrategias integrales y colaborativas para reducir los impactos negativos de las inundaciones al mismo tiempo que se impulsa la mejora de los distintos ecosistemas fluviales.
Por eso hoy, en el Día Mundial del Agua, es fundamental destacar la relevancia de ambos mecanismos, que trabajan para fortalecer la resiliencia de las comunidades y los ecosistemas frente a los desafíos del agua en el siglo XXI.